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La despoblación rural se ha convertido en un problema en Catalunya. Cada vez más, las personas se concentran en torno a las grandes ciudades, donde la demografía crece año tras año, mientras que una multitud de regiones se están quedando despobladas y corren el riesgo de desaparecer.

De hecho, en Catalunya hay 338 municipios en peligro de desaparición, si consideramos aquellos que cuentan con menos de 500 habitantes y una población muy envejecida.

En estas zonas viven decenas de personas que requieren asistencia domiciliaria como la que ofrece la entidad Accent Social, centrada en la atención, el acompañamiento y los cuidados a las personas de la tercera edad, con diversidad funcional o con dependencia que lo requieran, también en el entorno rural. Lejos de suponer un freno para ofrecer el Servicio de Atención Domiciliaria (SAD), esta entidad ve en este una oportunidad única para seguir garantizando que las personas sigan en las casas donde nacieron, en sus poblaciones de origen o allí donde han elegido vivir. De esta forma, a través de la atención personalizada y el acompañamiento, suplen la falta de servicios de cuidados básicos y las dificultades de comunicación de estas zonas rurales.

Y lo hacen con especial sensibilidad. Más allá de las tareas de cuidado personal y soporte en las necesidades diarias, los trabajadores y trabajadoras hacen labores que son poco visibles pero que, realizadas siempre desde el respeto, la autonomía y la proximidad, resultan imprescindibles para el bienestar de las personas usuarias.

 

Con estos valores, Accent Social presta ayuda a domicilio a más de 8.000 personas en Catalunya en zonas urbanas y rurales, y cuenta con una red de 1.600 profesionales dedicados a ello.

 


“ES UN TRABAJO DIFERENTE”

Cristina Teixidó, desde su experiencia en la coordinación técnica del SAD, es conocedora de las características de los municipios rurales del Segrià. Gracias a ello, durante mucho tiempo contribuyó a organizar las visitas de los cuidadores y cuidadoras a los diferentes pueblos en los que hay usuarios que requieren este servicio. “En Accent ponemos el foco donde el acceso a servicios, como por ejemplo tiendas, es más complicado”, destaca Teixidó.

Sin embargo, “hay una gran acogida de las trabajadoras que acuden a ayudar a las personas mayores en estos municipios alejados”, destaca Cristina.

De esta forma, los trabajadores se incorporan en la sólida comunidad que crean los usuarios y sus vecinos –unidos por un fuerte vínculo con su territorio–, favoreciendo que las personas a las que atienden puedan seguir desarrollando su día a día como desean, lo que tiene un gran impacto en su bienestar. “Al final, los profesionales pasan a formar parte de la dinámica tan característica de estos pueblos, donde la cooperación y la solidaridad entre vecinos son la base de su funcionamiento, por ejemplo, a la hora de disponer de alimentos y servicios”, explica Teixidó.

Pese a gozar de relaciones estrechas entre su pequeña comunidad, “los usuarios agradecen mucho la compañía, el apoyo emocional y la conversación”, apunta. Y añade, “de hecho, diría que es una de las contribuciones adicionales más importantes del SAD rural”, un servicio que evidentemente se centra en la atención personal y el apoyo en las tareas domésticas, de un modo personalizado, y por tanto que presenta múltiples manifestaciones como la asistencia en tareas de higiene personal, el cuidado del hogar o la ayuda en la compra…

Si bien el Servicio de Atención Domiciliaria resulta esencial en cualquier municipio por contribuir a la calidad de vida de sus beneficiarios, es especialmente necesario en las zonas rurales, ya que supone un soporte imprescindible para muchas personas y suple, en ocasiones, las dificultades de acceso a servicios o la falta de disponibilidad que tienen muchas familias para ayudar a sus seres queridos, de un modo continuo.

“Los servicios rurales presentan más dificultades de gestión y programación, pero su esencia es muy especial: la mayoría son personas que toda su vida han vivido en un pueblo y tienen unas rutinas establecidas que les aportan mucho bienestar vital”, explica Cristina Teixidó.

Y añade, “Resulta muy satisfactorio recibir las muestras de agradecimiento de los usuarios, que valoran mucho que los trabajadores se desplacen como mínimo dos veces por semana hasta su pueblo para cuidarles”. “Es un trabajo singular, que permite apoyar el deseo de las personas usuarias de permanecer allí donde se sienten arraigadas”, concluye con acierto.

 

Serveis d'Atenció Domiciliària SAD a zones rurals de Catalunya

 


VIVIR EN UN MUNICIPIO DE 200 HABITANTES

María Monné tiene 93 años y ha vivido toda la vida en Aspa. Antes, el día a día en este pequeño pueblo del sureste del Segrià era diferente: las calles tenían mucha más vida, había más personas y gozaban de más servicios. En cambio, a día de hoy, el municipio tiene 220 habitantes y reina la tranquilidad.

Pese a vivir en un pueblo pequeño, María cuenta con la ayuda del Servicio de Atención Domiciliaria: dos veces a la semana recibe la visita de Mar Burgos, trabajadora familiar de Accent Social. “No quiero marcharme de Aspa, desde pequeña he paseado por sus calles y he crecido aquí. Por eso, estoy muy contenta con este servicio, es muy reconfortante poder contar con su ayuda”, explica Monné.

Mar la acompaña en todo lo que puede necesitar Monné en su día a día: desde ir a comprar, hasta asearse o acicalarse para su encuentro vespertino con los vecinos. “Vamos a comprar juntas para que ella mantenga su autonomía y movilidad, pero yo le llevo el peso de la compra”, detalla Mar. Y precisa, “en muchos de estos pueblos, no existe ningún tipo de asociación, ni actividades de gimnasia para personas mayores”, por lo que este servicio, y el acompañamiento que ofrece, es muy importante para los usuarios.

Gracias a su atención, María puede seguir viviendo en Aspa y disfrutar de las actividades que más le gustan, como el de quedar una vez al día con sus vecinas para charlar en la calle mientras toman el aire. La visita de Mar es una alegría para ella y una ventaja para su familia, que no siempre dispone del tiempo necesario para atenderla.

 

“Las personas mayores somos afortunadas de poder contar con la ayuda de personas más allá de nuestro núcleo familiar”, es el mensaje que María Monné quiere trasladar al resto de personas que, como ella, en algún momento podrían ser usuarios del SAD.

 


LA GENERACIÓN DE OCUPACIÓN, OTRO MOTIVO DE ESPERANZA PARA EL ENTORNO RURAL

Además de la gran labor que hacen para garantizar el bienestar de las personas, entidades como Accent Social contribuyen de un modo capital en evitar la despoblación y fomentar a la vez el empleo en zonas rurales. Además de la contratación de los cuidadores y las cuidadoras, hacen uso de los servicios de estos pueblos y, junto a sus habitantes, los mantienen vivos.

Como traslada Cristina: “Estas zonas se han visto afectadas por grandes movimientos migratorios hacia las ciudades, y los municipios rurales prácticamente carecen de actividad económica”. En consecuencia, generar puestos de trabajo locales y fortalecer los ya existentes es clave para mantener y fijar población activa en estas zonas. Sumar nuevas generaciones a estos municipios es la única vía para mantener la vertebración socioeconómica y garantizar su futuro.